miércoles, 2 de julio de 2014

Entrañables epitafios del cementerio de mascotas.


Como cualquier persona que ha perdido un animal de compañía sabe, la pérdida de una querida mascota produce una gran pena y un profundo vacío, ya sea un perro o un gato o una iguana. Sin embargo hasta 1896, no existía un lugar Estados Unidos para dar a estos animales un entierro formal. Ese año un veterinario de Manhattan llamado Samuel Johnson ofreció a su huerto de manzanas a un cliente para que enterrara a su mascota y pronto se corrió la voz sobre el lugar en el que se podía enterrar a esa mascota tan querida.

En su próximo viaje a Nueva York, quizá quiera realizar una visita al Cementerio de Mascotas de Hartsdale, es el más antiguo en funcionamiento en Estados Unidos. Cuenta con más de 80.000 enterramientos y forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos. La mayoría de los enterramientos corresponden a los perros, seguidos de los gatos, aves, monos, caballos, lagartos, e incluso personas. Aunque las mascotas no se pueden enterrar en cementerios humanos, un humano puede decidir ser enterrado entre la manada en los cementerios de mascotas.

La pompa de los entierros ha cambiado notablemente desde de la época victoriana, cuando el duelo era un asunto muy elaborado para todo tipo de criaturas. He aquí el relato del funeral de un perro en 1905 descrito en el New York Times :

“Vinieron con un carro, tirado a mano, con cortinas opacas. Era una húmeda y racheada tarde de abril. Cuatro hombres empujaban el carruaje desde la parte trasera, los cuellos subidos y los abrigos abotonados luchaban contra la humedad. Una pequeña corona de flores iba sobre el ataúd cubierto y poco a poco entraron en el cementerio. Dos mujeres caminaban detrás llevando flores llorando en silencio. Estaban enterrando a su perro. No había ningún clérigo oficiante. La ceremonia duró sólo unos cinco minutos, y sin embargo fue un muy emotivo funeral “.

En Hartsdale se siente la emoción, incluso más que en algunos cementerios humanos. Cuando muere una mascota algunas personas pueden sentir vergüenza de expresar dolor por la pérdida, sin embargo en este cementerio se deja de lado la supuesta vergüenza y se dejan salir los sentimientos de forma desenfrenada.

Los epitafios de las bestias peludas y escamosas aquí enterradas son increíblemente dulces, conmovedores y humorísticos, y con frecuencia más personalizados de lo que encontraría en un cementerio humano.

Éstos son algunos:







“Nuestro amado”.


“Un buen perrito”.


“Nuestro amado”


“Nuestro querido gato persa”.





“La pequeña dama de dignidad que encabezó el entierro. Ella consoló a otros en su dolor. Todos te extrañamos”


“Si las lagrimas pudieran construir una escalera y los recuerdos un camino, subiría al cielo y te llevaría a casa otra vez.”


“Un infiero de un gato a menudo se confunde con un pastel de carne”


“Mi eterno amigo y ángel guardián, siempre serás parte de mí para siempre.”


“No dejaste ninguna bola sin perseguir.”


“En memoria del mejor amigo del hombre. Ido al descanso eterno. Amado en vida, profundamente llorado en su la muerte.”


“Mi precioso ángel, incondicional amor para siempre.”


“Querido Dios, por favor, da a Mittens tu amor. Ella dio mucho del suyo.”


” A nuestra amado Pussy. Estarás en nuestros corazones para siempre.”
“A nuestra querido Kuddie: Gracias por compartir tu corazón con nosotros.”


“Chico de juguete”


“Siempre un compañero contento en todos los trabajos.”


“Amado hijo.”


“Mi campeón persa plateado.”


“Nuestras amadas mascotas.”


“Con amor”














Entrada principal al Cementerio de Mascotas de Hartsdale, Nueva York, el más antiguo de Estados Unidos.



No hay comentarios :

Publicar un comentario